Ayer cometí el error que siempre cometo. El que no me deja
argumentar sobre lo dicho.
Algún percance subsistirá por este inmediato presente. Ya
no hay por qué taladrar en un significado adyacente.
Cohesionemos los impertinentes músicos de Pinó Moré. Al igual que el
jazz supongo un bambuco cortés.
A la par de los dichos sonidos cometo injuria porfía. Un dos por
tres de inimaginables tartamudeos.
El pase filtrado sobre una nariz portentosa. Los nervios del
susodicho aglomerados en su falaz automatismo.
Las cuentas no me daban y Susana se hacía ver. Era inagotable su
mirar indeciso.